Outdoor Bondage. Hemos conocido una nueva modelo, Lady Black, y comenzamos por una suspensión atada en la rama de un árbol en el bosque. Yo siempre que he dicho que no es la mejor opción comenzar la primera sesión por una suspensión si la modelo no tiene experiencia, o al menos suficiente experiencia, pero también digo que es imprescindible mantener el máximo respeto por la actitud y la ilusión que muestran las modelos. Me comentó Lady Black que le hacía mucha ilusión experimentar las sensaciones de una suspensión bondage, y nos encantó su entusiasmo.

Puestos a experimentar una suspensión, comenzamos por esta suspensión, atada en un tipo de hogtied suspensión desde la rama del árbol. Esta suspensión es dura. No es cómoda. Si alguien busca comodidad, que se quede sentada en el sofá de su casa. Esta suspensión, con estas cuerdas, es dolorosa por la cuerda de debajo el pecho. Sin esta cuerda, y si las cuerdas interiores que dan firmeza a las ataduras, es menos dolorosa, ¡sí, es cierto!, pero también es más peligrosa porque es menos segura la suspensión, porque las cuerdas pueden ceder o resbalar, y eso no puede ocurrir jamás.

"Atada en suspensión en un árbol vestida con lencería sexy"

Recordar que estamos en el bosque... que la rama no está recta y está muy alta... que por su corteza las cuerdas no resbalan... que el terreno tiene una fuerte pendiente descendente... que es tierra y piedras y resbala... que aquí no hay sillas ni escaleras ni poleas que facilitan la suspensión... ¡Todo esto son muchos inconvenientes y no es fácil!. Por encima de todo está la seguridad, y hay que evitar caídas o fracturas. Nunca hemos tenido estos accidentes. Con estas cuerdas bien puestas, en una rama fuerte y los nudos bien hechos, no hay riesgo de caída o fractura, y eso es imprescindible. La modelo debe de estar intacta.

La luz diurna fue otra historia, porque el bosque estaba oscuro. Las sombras eran intensas, y los pequeños rayos de sol que pasan rectos entre las hojas no ayudaban. El viento mueve las hojas, y ahora hay sol, ahora sombra, ahora sí, ahora no, y así cada minuto. ¡De locura!. A veces le da el sol en la cara, otras en el cuerpo, otras en el pie, y así moviéndose las sombras en cada foto. Los días son muy cortos, y el sol está muy bajo. Por eso llevamos cámaras capaces de trabajar en condiciones difíciles de luz, y por lo menos salvar la sesión fotográfica.

Yo prefiero la luz de pleno sol. Me gusta el sol. Le da alegría a las fotos, pero he tenido un mes de mucho trabajo como fotoperiodista, y no me he enterado casi de que estamos a las puertas del invierno. No es mi luz favorita, pero no me acordaba que oscurecía tan temprano ¡culpa mía!. De todos modos, aunque son distintas a mi estilo fotográfico, me gusta cómo han salido las fotos.